Si me seguís en las redes sociales, ya habréis visto que mi práctica actual tiene un nuevo componente: ¡mi pequeñín! Hasta este momento no he tenido la oportunidad de volver al estudio de yoga y la única práctica que he hecho fuera de casa fue el curso de yoga postparto que duró algo más de un mes. En aquel momento Jannik tenía unas siete semanas y permanecía tumbado a mi lado (o tomando el pecho) durante la clase. Así que realmente no había mucha interacción entre los dos. Ahora que es más grande y está rápidamente desarrollando más habilidades, su presencia durante mi práctica es mucho más prevalente y divertida.
Comencé a introducirle en mi práctica simplemente por el hecho de que si no lo hacía, no podía practicar. Sus horarios son muy imprevisibles. Nunca puedo estar segura de cuánto van a durar sus siestas y no puedo planificar mis días de antemano, sino tal como vamos. Al principio me molestaba el hecho de no poder saber si dispondría de unos minutos para mí sola e incluso me preocupaba pensar que tendría que pasar mucho tiempo antes de poder siquiera estirarme un poco. Por otra parte, el estirarme se estaba convirtiendo en una necesidad imperiosa, después de meses cargando con el bebé y manteniendo una postura no del todo ergonómica durante horas y horas dando el pecho. Es decir, tenía que hacer algo con él o las cosas se iban a complicar cada vez más.
Para las mamis que tengáis curiosidad sobre cómo practicar yoga con vuestro bebé, me gustaría compartir unas cuantas ideas básicas con las que iniciar esta bonita experiencia. En el futuro iré compartiendo ejemplos prácticos donde aplico estas ideas. ¡Espero que os animéis!
PARA LAS MAMÁS
¿Cómo debo organizar mi práctica?
Sobre todo si has practicado yoga con anterioridad, es necesario que recalibres tus expectativas. No sólo de lo que tu cuerpo es capaz de hacer ahora, sino de cómo va a ser la práctica en sí. Lo primordial es ser flexible, y no me refiero a físicamente. Sé flexible con la duración, el contenido y el momento de tu práctica. Tu bebé dictaminará todos estos factores y tú tendrás que adaptarte. ¡Esa es parte de la práctica en este momento de tu vida!
¿Cuánto debe durar la práctica?
Si sólo puedes subirte a la esterilla unos 10 o 20 minutos (en vez de los 60 o 90 que a ti te gustarían), mejor eso que nada. Unas cuantas poses durante un par de minutos harán maravillas en un largo día cuidando de tu bebé. Te dará energía, mejorará tu estado de ánimo y aliviará los dolores que se acumulan en tu cuello, hombro y espalda.
¿Debo cubrir todos los aspectos de una sesión completa de yoga?
No intentes hacer una grandiosa secuencia de poses donde fluyes de saludos al sol a poses de pie, luego empiezas con poses enfocadas en una parte del cuerpo y quizá incluso hagas una pose cúspide antes de entrar en la fase de relajación. Seamos sinceras, ¡no te va a dar para tanto! Recuerda, tu bebé determina qué vas a hacer, así que obsérvale tal como practicas. Si ves que está entretenido por su cuenta, aprovecha para centrarte más en la práctica tú sola, pero si empieza a requerir tu atención, ¡dásela! Inclúyelo en las poses, escogiendo aquellas que mejor permitan hacerlo. En este sentido, será mucho más fácil si centras tu práctica en poses donde te quedes en el suelo.
¿Cómo puedo interactuar con mi bebé?
¡Con todos los sentidos! Aquí no se trata de hacer una práctica clásica de yoga. ¡Se trata de divertirse! Mira a tu bebé, hazle sonidos que le hagan reír, dale besos, hazle cosquillas, balancea su cuerpo, abrázalo, háblale, acaríciale... Todas estas cosas no son distracciones en tu práctica, sino oportunidades de crear un vínculo con tu bebé.
PARA LOS BEBÉS
¿Quién manda?
Como comentaba antes, tu bebé es el jefe ahora mismo. Aunque no pueda hablar aún, ya te muestra con su actitud y sus expresiones lo que desea y necesita. Cuando veas que te está comunicándo algo, intenta cubrir esas necesidades a la vez que haces tu práctica. Intenta mantener una actitud abierta y positive. ¡Tu bebé no es un pequeño tirano que intenta arruinar tu práctica! En realidad, es el maestro que te enseña sobre paciencia y mindfulness.
¿Dónde y cómo coloco al bebé?
Para empezar puedes tumbarlo junto a ti o delante de la esterilla sobre una manta. Muy probablemente empiece a moverse tal como vayas haciendo las primeras poses. ¡Quizá incluso se acerque a ti! Entonces, comienza a incluirlo físicamente en las poses. Puedes colocarlo de forma vertical debajo de ti, a la altura de tu cabeza y pecho. Aquí tienes mucho juego con poses como el perro, el gato y la vaca, etc. En algún punto puede que se canse de tener siempre la misma vista, así que puedes sostenerle en pie, sentarle, balancearle, subirle, hacerle volar... Las posibilidades son enormes.
En todo caso, siempre ten en cuenta la seguridad de tu bebé. Cosas tan obvias como no pisarle, aplastarle o caerle... ¡Está clarísimo!
¿Necesita algo en particular?
Ponle ropa cómoda, que le permita moverse libremente y que vaya acorde a la temperatura ambiental.
Alguna vez he puesto un juguete cerca para que se distrajera, pero finalmente he optado por no tener nada alrededor. La razón por la que hago esto es que prefiero que Jannik y yo conectemos más profundamente y que construyamos juntos una rutina sin necesidad de objetos externos. Puede que esto acorte la práctica, pero será emocionalmente más intensa y enriquecedora.
¿Qué hago si empieza a llorar?
Esa pregunta la debes contestar tú misma. ¿Qué haces normalmente cuando tu bebé llora? Si esto ocurre durante la práctica de yoga, hazlo igualmente. No te desanimes porque no hayas podido completar el plan que quizá tuvieras. Ya tendrás otra posibilidad de hacerlo mañana. Si lo piensas, tienes toda la vida para practicar sola. Disfruta de este momento con tu bebé y consólale si es lo que necesita. ¡Este instante es irrepetible!